Todas las personas de una forma u otra precisan poner una pausa frente a la vida. Es decir, dejar de avanzar o, por el contrario, dejar de ir hacia atrás. La vida es inabarcable, infinita e incierta y el ser humano es un ser limitado, aunque inteligente, dotado de voluntad y sociable.
Por Fernando García. 14 noviembre, 2022.La vida se nos escapa por todos lados. Precisamos darnos tiempos, descansos, pausas para poder enterarnos, maravillarnos y cargarnos de energía en este viaje.
El descanso u ocio, llamado también rest y recovery en la cultura anglosajona, se encuentra a lo largo y ancho del mundo. Los judíos descansan el sábado; los musulmanes, los viernes; y los cristianos, los domingos. En Latinoamérica, la gente suele estar los domingos con sus seres queridos.
Es común pasar “corriendo” y perder de vista los grandes dones de la vida: un hijo, una pareja, el desarrollo personal en el trabajo y el estudio, la amistad… A veces, no somos capaces de disfrutarlos realmente, no permitimos que nos “alimenten” todo lo que deberían.
Varias veces, he escuchado a alguien decir: “he tenido el placer de ver crecer a mi hijo”. Siempre vamos por más, pero siempre disfrutamos menos.
A veces, nos pasa que seguimos buscando cosas que ya tenemos. Hay que bajar la ansiedad del “más” e ir al encuentro gozoso de lo que somos y tenemos. Para eso nos sirven los descansos que nos otorgan salud mental.
Al final de la película “The Greatest Showman”, se oye el siguiente estribillo: “Es todo lo que siempre has querido. Es todo lo que necesitas. Y está aquí frente a ti”. Allí, el protagonista se percata de haber estado buscando febrilmente muchas cosas que en realidad ya tenía. Es uno de los dramas del hombre contemporáneo que, en carrera vertiginosa, huye de su propia felicidad, buscando en su fantasía algo que tiene, muchas veces, al alcance de la mano. Debe desarrollar más sensibilidad…
Nuestro mundo es grande, amplio, diversísimo. Si no descansamos, todo gira a nuestro alrededor y la realidad se reduce a nuestros minúsculos intereses y los de nuestro entorno.
Descansar no es solo distraerse o dispersarse y tampoco es solo juego o entretenimiento. El entretenerse viene bien siempre y cuando deje lugar al encuentro con los otros, con la naturaleza, al conocimiento o la cultura y se abra hacia horizontes insospechados, ya que la vida es misterio y la verdadera vida es ser alegremente conscientes de que así es.